El síndrome del niño hiperregalado.
El exceso de juguetes que genera hijos frustrados y faltos de imaginación
Este artículo (de la página de "siquia.com") refleja la realidad de la sociedad actual, por la que nos consideramos mejores padres por invadir con regalos el espacio de juego de nuestros hijos.
Llega ya el 6 de enero y, como cada año, haremos y recibiremos unos regalos muy deseados. Pero… ¿por qué regalamos juguetes en la festividad de Reyes Magos? Y, algo muy importante ¿si los niños fueran consciente de la ilusión, también escogerían juguetes como regalo o…¿quizás no?
María Dolors Mas Delblanch
De hecho, estas fechas son muy especiales para quienes tienen hijos.
Es a los niños a quienes más ilusión hacen estas fiestas porque vienen
los Reyes Magos con sus regalos y porque, no lo olvidemos, es cuando a
los padres les resulta menos complicado coger algunos días de vacaciones
para pasarlos con sus hijos pequeños. Obviamente, a los niños les gusta
jugar, pero hacerlo en compañía de sus padres…
A partir de esta idea la agencia publicitaria McCann ha desarrollado una campaña en la que se propone a unos
niños que escriban una carta a sus padres con la pregunta “¿Qué les
pediríais a vuestros papás por Navidad? "
Esta pregunta llega a extrañar
tanto que las respuestas son mayoritariamente, que los
niños piden pasar más tiempo con sus padres.
Pero los padres siempre van corriendo, del trabajo a casa y de casa
al trabajo. Y entre todas sus obligaciones está el pasar tiempo con sus
hijos. Un tiempo muy importante para los hijos que no siempre tienen
como adultos y que, por tanto, se suple con regalos.
Pero no hay que confundir el hecho de regalar con considerar que con eso ya está hecho todo. Porque los juguetes no pueden darles el cariño y la compañía que ellos necesitan ya que eso es algo que deben darles
los padres.
El síndrome del niño hiperregalado
Es la tendencia que consiste en suplir el tiempo que no se pasa con
los hijos, con regalos que reemplazan a mamá y a papá. Sin embargo, ello
acarrea consecuencias: un niño al recibir tantos regalos acaba por no
valorar lo que tiene. Siempre que hay una acumulación de juguetes, los
niños pierden la ilusión, se vuelven caprichosos, egoístas y
consumistas.
Por otra parte, el síndrome del niño hiperregalado
en Reyes cuando se le añaden creencias de tipo “porque te has portado
muy bien todo el año”, implica una sobregeneralización. Aquellos que lo
hacen todo muy bien son premiados con el éxito en la vida ( juguetes en
Reyes) mientras que si lo haces todo mal eres castigado con el fracaso
(carbón en Reyes) lo cual inclina al niño a pensar que no puede cometer
errores: lo cual, obviamente, es falso.
Todo ello, crea adolescentes y adultos con baja tolerancia a la frustración
ya que esperan recibir todos los regalos que pidieron, característica
típica del síndrome del niño hiperregalado. Si esto no ocurre así, y
recibe menos juguetes de los esperados se frustrará e, incluso, se
sentirá desilusionado, triste o irritable.
¿Cómo elegir los juguetes que los niños realmente necesitan?
Al regalar juguetes a los niños,
se deben elegir aquellos que estén adaptados a su edad, que les ayuden
en su crecimiento y desarrollo, que les permitan evolucionar como
personas y que les inviten a usar la imaginación y a colaborar. Por
ejemplo, los juegos de mesa que enseñan a compartir, a interactuar con
otras personas, a respetar unas normas y unos turnos, a tolerar la
frustración y a saber ganar o perder.
Hay un aspecto muy importante que se debe tener en cuenta al elegir
un juguete para su hijo y es que el mejor juguete no es necesariamente
el más caro. Y aunque es importante tener en consideración que el niño
desea un juguete, porque le hace mucha ilusión, no es conveniente
comprar juguetes si es para satisfacer un capricho momentáneo.
Tampoco es conveniente suponer que el niño va a desear determinado
juguete porque “le va a hacer mucha ilusión”, si el niño no lo ha
verbalizado puesto que, aunque así fuera, el exceso de juguetes impide el desarrollo de la fantasía y acaba provocando aburrimiento.
Un pequeño detalle: deberíamos explicar a los familiares,
especialmente a los abuelos, que no regalen juguetes de forma
indiscriminada.
Se puede jugar… sin juguetes
Un hecho incuestionable es que los niños necesitan
jugar.
Aparte del tiempo que los niños pasan jugando con juguetes, existe un
interés por otras cosas que sólo requieren de la imaginación.
La idea es tratar de cambiar el consumismo por el tiempo compartido en
familia, de elegir menos regalos, menos juguetes y que los niños
aprendan a valorarlos, de darles cosas más gratificantes. Por ejemplo:
un paseo, una excursión o un juego de mesa. Se trata de seguir regalando
a los niños, pero regalarles tiempo, algo que no cuesta nada, pero que
supone más esfuerzo. Porque, aunque es posible malacostumbrar a los
hijos regalándoles demasiadas cosas, no es posible echarlos a perder con
demasiado amor, cariño y tiempo compartido. Hazles saber que te sientes
feliz con ellos y que te importan, préstales tanta atención como
puedas, y que ese sea tu regalo para ellos, el más valioso de todos.
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